miércoles, 5 de octubre de 2011

Desperté en un cuarto espeluznante


Por Andrea Torres Rivera
       Crecimos juntos Jeremías siempre mi mejor amigo, aunque al principio no lo soportaba. Jeremías era una chico atlético, trigueño, ojos verdes, alto, guapísimo y por tanto narcisista. Yo era reservada, aun que no como mi madre quería. Ella anhelaba una señorita de sociedad que  le gustara tomar el té y tan solo  hablar con sus amigas, pero a mí me encantaban los deportes como a él. Nuestros padres ya era un caso aparte, no les encantaba nuestra amistad y mucho menos cuando se enteraron que estábamos enamorados. Ante los ojos de todo el mundo nosotros solo éramos mejores amigos. Al nuestros padres enterarse que no era así nos prohibieron vernos.  Jeremías y Yo unos chiquillos antes los ojos de la sociedad. El tenía 18 y Yo 17. Mis padres se negaron a nuestro amor así que decidieron alejarnos, me mudé para París.
       Al pasar los años estudié medicina como siempre quise.  A mi sorpresa una noche haciendo guardia un paciente un poco inusual tuvo un accidente  terrible, leyendo su expediente me percato de su nombre, Jeremías, lo había olvidado ya. Habían pasado muchos años. El reconociéndome al instante calló esperando si  al igual   lo reconocía al mirarlo a los ojos lo supe, su mirada seguía igual a cuando éramos tan solo unos niños. El intercambio de miradas se detuvo al ver un fuerte sangrado, los médicos allí presentes intentaron hacer todo para detenerlo fue muy difícil pero lograron estabilizarlo. Lo llevaron a el cuarto 206, cuando me enteré corrí para asegúrame que todo estuviera bien y  comenzamos a hablar y le pegunté que hacía en París su respuesta fue  asuntos de trabajos y luego el destino  que me trajo a ti. Sonreí y estuvimos hablando largo rato en eso me quede dormida, a las horas las máquinas comenzaron a sonar, lo cual me despertó, su corazón se había detenido y ya era muy tarde Jeremías había muerto, entonces descubrí que el cuarto 206 se había convertido en mi peor pesadilla había despertado en un cuarto espeluznante. En eso mi hijo menor Jeremy me despierta era una pesadilla  estaba recordando lo que nunca podre olvidar ese día y lo ocurrido en el cuarto 206.

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